viernes, 6 de febrero de 2015

El color negro: la contraposición de la elegancia y el fin

Negro es el final

Como hemos visto, al igual que en todos los colores, hay múltiples tonalidades del negro, y la más oscura de todas ellas es el terciopelo negro. Aunque en el universo hay un color todavía más negro, relacionado con la ausencia de todo. Sin embargo, y aunque las connotaciones del color a lo largo de la historia han ido cambiando hacia el positivismo, de lo que si somos conscientes es que el negro es el final, la carne descompuesta se vuelve negra, las plantas podridas, un diente con caries… Y por lo tanto la muerte también es negra. El luto con el color negro tiene su explicación por una creencia “mágica” de que “lo semejante cura lo semejante” y que por lo tanto si vestimos de negro alejaremos a los demonios negros encargados de la muerte.




Fue a partir de la edad Media, cuando el color negro se impuso en la moda de los nobles y por lo tanto su valor fue en aumento. Con el descubrimiento de América llego también el descubrimiento de un color negro muy intenso que aun se ha traspasado al siglo XX. Incluso alrededor de 1900 las novias vestían de negro. Esto se debe en gran medida, en que en una época de escasez, un traje negro podía reconvertirse, no así uno blanco.
De hecho, en la actualidad, el negro supone la elegancia por excelencia. Se renuncia a la pompa y al deseo de llamar la atención. Esto se aprecia sobre todo, en la moda, conservadora masculina, en la que los trajes son siempre negros (frac, esmoquin…).
Sin embargo si tenemos que hablar de la moda en color negro, es necesario rescatar el nombre de Coco Chanel, la cual creó el llamado “pequeño negro”, un vestido negro corto, que servía para todas las ocasiones formales.





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